Es
que desde el principio de los tiempos
los hijos de putas estaban en lo suyo
y al final también estarán,
la vida es esto:
una constante llovizna de hijos de putas
entre alguna tregua para lamerse las heridas
tragar saliva
donde no hay poesía floja.
Después
uno se sienta a cenar
y se termina hasta el último pedazo de pan
mientras los días siguen con sus gastritis
el amor agujereado
esa luna redonda
ese trago de vino.
los hijos de putas estaban en lo suyo
y al final también estarán,
la vida es esto:
una constante llovizna de hijos de putas
entre alguna tregua para lamerse las heridas
tragar saliva
donde no hay poesía floja.
Después
uno se sienta a cenar
y se termina hasta el último pedazo de pan
mientras los días siguen con sus gastritis
el amor agujereado
esa luna redonda
ese trago de vino.
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