POESÍA PISTOLA EN MANO

POESÍA A QUEMARROPA

sábado, 11 de junio de 2011

ANTES QUE NADA

Antes que nada
si piensan hacerlo,
entonces suban el Aconcagua o el Everest
de no ser posible cualquier altura es suficiente,
usen medias de dos colores
saluden a las mujeres viejas
como si fueran vírgenes increíbles,
pónganse un sombrero majestuoso
no hagan caso de las miradas
cómprense un bastón de mango dorado
y si es posible úsenlo al menos dos días
sin decir palabra del porqué,
lean una Reader Digest vieja
digamos de los años sesenta
y vean la diferencia,
luego guarden bien las palabras en la memoria.
Cuando cenen, a modo de ejercicio,
mastiquen cada bocado al menos veinte veces
con la boca cerrada
con los ojos cerrados
sin decir palabra hasta que no quede nada.
Luego guarden bien las palabras en la memoria.
Átense un pañuelo entorno los ojos
y desplácense al menos dos horas por la calle
sin ayuda, sin hablar,
luego vuelvan al punto de partida
y observen la diferencia.
Besen a la persona más fea que conozcan
y sin mostrar cara de asco
ofrézcanle la mejor de las sonrisas,
absténganse de bañarse por tres días
usando la misma ropa y si es posible en verano,
beban una cerveza a la salud de cualquiera
digamos, el primero que vean al destaparla,
si no tienen perro mejor, si tienen gatos
imítenlos durante veinticuatro horas.
Luego guarden bien las palabras en la memoria.
En la ducha abran la boca y llénenla de agua,
también los oídos.
Agudicen los sentidos, el tacto sobre todo
y dejen espacios vacíos en la materia gris.
Llegada cierta noche no prendan la luz,
enciendan velas y ensayen algún ritual a elección.
Nunca comenten lo que hacen ni porqué,
al que le interesa a su tiempo lo sabrá
por los demás no vale la pena.
Luego guarden bien las palabras en la memoria.
Usen paraguas cuando no llueve
y diccionarios que no expliquen nada.
Luego de completar este listado
y antes de pasar al siguiente
por favor,
tómense un momento de respiro
una hoja en blanco
un jazmín en flor
y saquen todas esas palabras de la memoria,
allí estará aguardando la poesía.
Una vez parido y sangrado como corresponde,
vuélvase a recomenzar.

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sábado, 4 de junio de 2011

AMÉN POR EL SILENCIO

Todo puede pasar,
lo peor es que me descubran después de mi muerte
y pienso en el desgraciado de Van Gogh
como pienso ahora en todos aquellos que me ignoraban
y que dirán:
 yo lo conocí
intercambié con él
era vecino mío
fue novio de mi hija
era un reverendo hijo de puta
era un hombre de buenas intenciones
tenía pocas luces
era un tipo inteligente y esas cosas.
Lo peor es que publiquen todas juntas mis palabras
como si fueran un vómito atroz
porque pasaré  a ser visible
pero claro, seguiré más que invisible:
sin querer desafiar las leyes de la física,
bajo tierra y contra la pared.
No podré decir disculpen
es un error,
yo sólo escribía lo que pensaba en voz baja,
lo guardaba por ahí y a veces salían con cierta timidez,
en fila y de a poco,
no es para exagerar tanto
si hubiese sabido, mi camino sería otro
ya saben, no habría escrito nada
como el mismo Pedro
aunque Marcos se encargó de él,
como el mismo Sócrates
aunque Platón se encargó de él,
tal vez como Volusio
pero Plinio también se encargó de él.
Estoy listo con esos ejemplos.
El anonimato parece casi imposible como milagro.
Escribo a veces de lo que sé
pero fundamentalmente de lo que no sé
        de modo de que no estoy a salvo de ese infortunio,
        ya he conocido esos arranques históricos
de ratones de biblioteca
que les da lo mismo una Summa
que un rollo de papel higiénico.
Ambos pueden ser geniales
pero en lugares diferentes.
Por ahora rezo y pido pasar desapercibido
a todos los dioses de todas las religiones,
a los amigos no, porque ellos son los primeros
en hacer elegías infaustas y decorosas,
ni a las viejitas tampoco
porque dicen que tienen piedad
pero después ya sabes, se entera todo el mundo.
Por eso soy creyente:
hace falta la gracia de un milagro
para pasar de incógnito.
Y no me pidan nada porque nada daré,
después de bien muerto nada.
Peor sería ser beato y soportar así
toda una eternidad escribiendo una tras otras
horrorosas cartas de amor para inspirar poetas
espantosas poesías para animar incautos
tremebundos acápites para armonizar palabrejas,
no pienso ser santo de ninguna devoción.
En todo caso dedicaré la ausencia de tiempo
para pensar tranquilamente lo que quería
porque el silencio eterno debe ser cosa seria
algo así como un soponcio inspirador.
Y qué necesidad de andar publicando mi rumiar
en los oídos de los que creerán que eso es una musa,
su musa, qué soberbios,
qué necesidad de entrar en cólera después de muerto.
Después de este tiempo de blasfemias
que tiro como margaritas a los chanchos,
prefiero el descanso eterno.
De modo que ya se sabe,
todo puede pasar
pero uno nunca puede estar seguro,
lo pueden resucitar involuntariamente.
Dicen los árabes que del árbol del silencio
pende el fruto de la seguridad.
Amén por el silencio.


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