Como las mujeres de Carchemish corriendo por su vida
fuera de los muros de la ciudad cuando Necho II se moría,
y entre ellas una tan hermosa
¿dónde
está tu cabellera princesa de Cirenaica, en qué cielo?.
Muchas, muchas he
visto
con la
lujuria de La Cava, la del "Tajo en ribera sin testigo"
que corren y corren a bañarse lentamente
en
la lagunilla de la cueva de Montesinos,
reluciendo como las mas bellas muestras policromadas
que yacen en Altamira,
bellas carnes como
columnas de la Reina Mora en Artá.
Besos de
lengua húmeda como bóvedas de Fingal
sus brillantes colores y formas fantásticas del amor
clavando en los
corazones desprevenidos
estalactitas
besando Antíparos.
Ellas
son -o a mí me lo parecen-, regresando.
Las he
visto corriendo desde todos los tiempos,
fósiles con las almas muertas,
bellas mujeres aguardando en la laguna Estigia
la
barca sin pausa y sin prisa de Caronte.
Bellas
mujeres que pasan a mi lado sonriendo
con
el Aqueronte en olas mansas
lamiendo
sin ellas saberlo
el leve paso de sus pies.
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