Hombre nuestro que estás
en los suelos
cuando se abra tu cuerpo
en todas direcciones
derrama abundante
hilachas de sueños
hágase tu sangre
transitando
así en la tierra tu
rostro que nombro
como en las cosas que
ocurren debajo de los párpados
metralla tus apocalipsis
perdona el escorpión bajo
la piedra
y suena tus profecías que
esperan ser tañidas
con lenguajes de pájaros
ligeros
la tierra jamás prometida
advengan tus pasos
perdona esa mancha
latiente de la mentira
así como nosotros caemos
por nuestros huesos
desbocados por el rumbo de rimas ausentes
no nos dejes arrastrar por estigmas
y en la totalidad de los
porvenires
líbranos de no amar
uno muere tan despacio
ahogándose en lo incomprensible
que es tanto y tanto…
y por los siglos de los
siglos
amanecer.
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