POESÍA PISTOLA EN MANO

POESÍA A QUEMARROPA

jueves, 15 de agosto de 2013

PIELES BESTIALES

La mañana tiene pieles bestiales
que se rozan contra el horizonte
y se queman contra la oscuridad de mi alma
respetuosa de ese rito innecesario
que muchos llaman vivir en esta carne.
Tiene tubos inmensos
como un órgano de catedral alemana
por donde sopla sus gravitaciones la sangre
disparando granadas de luces
que se van apagando una tras otra
por los baldazos incesantes de las cosas
como enormes ídolos adorados
para defondarme junto a la noche
bajo los puentes donde rezamos y nos amamos
a resguardo de la superstición de la muchedumbre.
Soy un marginal, la noche lo sabe.
Una sombra en sombras que camina
arrastrando esa su alma solita
descendiendo por la escalera infinita
hasta cada minuto en que vivo este desastre
de dioses que se suben y bajan a velocidades tremendas
y entonces me pregunto:
qué hemos hecho, en qué nos hemos convertido!
como si fuera la última bruja de Salem,
tu amor nos espanta y no queremos
le han dicho a cierta utopía
que contorneaba su cuerpo deseoso,
que miraba con sus ojos de libertad
y los dientes de batallas apretadas
parada ahí en el patíbulo y a la vista de todos
con el cuello estirado y sin acabar de morir
pataleando sus consignas escupidas sobre nosotros
en sus ojos libres o eso parecía y sigo preguntándome
qué hemos hecho, en qué nos hemos convertido!
cerrando las puertas a la belleza
para este olimpo incestuoso de hombres y cosas
todojunto
y allá
allá abajo
nosotros los pocos, los señalados con el dedo,
nosotros
y yo
que miro la belleza extraordinaria de ésa
la última bruja
prendido a la cruz de mis certezas
entre la turba de burgueses inquisidores.
El aire está humedecido de palabras quasimodas y fetiches,
rocío que cae como sudor
como agujas de dentistas o martillazos
que amoratan cada intento de acto solidario
con el hedor de las bocas que dicen símbolos sin signos
sus objetos sin nada nada
sólo vacío
entre avenidas de decisiones como estrellas fugaces
donde los mejores espermatozoides no fecundan:
han sido derrotados casi todos.
Prendo una fogata como un rito
y rezo una oración en el silencio que puedo encontrar
porque las mañanas tienen pieles bestiales,
la utopía agoniza, es cierto, pero no muere.
El calor de las llamitas se cuelan por ahí subiendo
por tubos inmensos como un órgano de catedral alemana
donde soplan las gravitaciones de la sangre.
Cada uno hace su trabajo o debería.
Yo me mantengo encendido esperando el momento
en que la bruja deje de patalear y empiece a caminar
como tantas veces
hacia la mañana que tiene pieles bestiales.
Yo guardo esta esperanza acá
junto a una estampita de San Francisco.
La mañana tiene pieles bestiales
como mi sonrisa escondida.
En cambio…
¿tú que tienes?

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