POESÍA PISTOLA EN MANO

POESÍA A QUEMARROPA

viernes, 22 de mayo de 2020

PARA EL EXILIO SOBERBIO DE LOS DÍAS


Arrastrando la madrugada álgebramente
agacho la cabeza
turbia la víscera del tiempo
girando en sus propios brazos
bocacalles de la sangre
brillando mujeres
epidérmicos trópicos
arrastrando las hojas que me sufren
golpeándome de libros que vuelan marsupiales
tocándome los miedos
fisurado como tren hasta siempre
cavo en la historia y escribo en los huesos
como una bestia.
Afuera hace frío.
La madrugada galvaniza excrecencias de hormigón
por las sombras humanas de la noche
ángeles llagas de la carne
pendulan la alquimia de la alborada craneana
rompiendo alambres, prosodia del estiércol
ciñiéndose el lomo trágico.
Paradoja de símbolos y sombras
salí a la noche desnudándome
y busqué aprender la canción
el huerto bienaventurado
el pacto de la cláusula de la boca desdentada
allende la piedra fónica
entreversos
y temo la cólera – tan cebo goteado-,
barreno entonces las sombras estallándome el ojo
buscándome minuendo.
Cómo crece la sonata del instinto
cuando algo se suicida en su voz de adentro
vinagre después de cada dolor.
Así es.
Siempre se aplastan las sábanas
que se traga la muerte cada noche:
el sol clava las sombras de piedras transidas.
Ahora puedo imaginar mi propia muerte,
pequeña, pesada, burguesa
y cómo hace falta un exorcismo
para el exilio soberbio de los días.

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