Construirte
como una torre una fortaleza
de piedras
certeras verdades a puño
luchar con
esta bandera esta camisa
las tripas
la boca las horas de labor
construirte
desde la nada
hasta un
punto de babel
y luego
cuando la cerrazón se abre de repente
o la
conciencia los años
los
desengaños las traiciones los otros
los amores
las pequeñas revoluciones perdidas
el peso de
los zapatos por la calle
los amores
que ya no vienen a la hora prefijada
entonces
la torre
de la ignorancia universal
la
fortaleza de las cuestiones resueltas
la altiva
consonancia de los pasos sin retorno
la bandera
desflecada la camisa gastada
las
verdades que ya no son tales
las tripas
con el hambre del tiempo que pasó
perdido en
los relojes los días las noches
y aquello
de construirte desde la nada
vuelve a
la nada o casi
hasta un
punto en que la cerrazón abierta
pone las
cosas en lugares insospechados
y así
quedas desnudo absolutamente desnudo
entonces
para esos casos comprendes
que los
triunfos son casi tumbas
que el
olvido voraz se lleva todo
la horrible
levedad del ser apabulla
construye
pues
un humilde
lugar desmontable
con las
certezas que te han quedado
y
contempla otra vez tu figura
esa misma
que se
parece cada vez más a tu sombra
y comienza
otra vez.
De eso se
trata cierta sabiduría:
dicen los
árabes que un corazón tranquilo
es mejor
que una bolsa llena de oro.
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