Pego
afiches que pocos leen
listas
de cosas imprescindibles para salir a la calle
observaciones
sobre cómo tratar las gotas de lluvia
cómo
apreciar los zapatos viejos y darles dignidad
el
tic tac siempre antiguo del reloj de mi abuelo en la muñeca
-afina
el día y desafina el espíritu-,
me
jode el alma
esas
cuestiones que se meten en la cabeza
cosas
uniformes
ese
gentío prefigurado de antemano
reducido
a simple peones blancos y negros
comidos
de a uno en el frente
sacrificados
por los alfiles
atropellados
por los caballos
pasados
por arriba
los
peones que no saben que son
que
tienen sueños sin tableros ni orden
pero
sólo sueños
aman
una dama
huyen
de los reyes
creen
en los cuadrados y no en los saltos
y
van a parar a la caja
primeros
siempre
sacrificadas
sus vísceras
de
un juego extraño que algunos juegan
y
muchos nacen para morir primero
diciendo
que eso es la vida
reducida
a cajas
peones
qué
tristeza
un
puto tablero ajeno
pocos
intuyen otras geometrías y se salen del libreto
están
a la intemperie
son
piezas sueltas
locas
y
yo
que
las saludo cómplice
pegando
como cada día afiches que casi nadie lee .
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