Un hombre está ahí
el tiempo pasa atravesando su cuerpo
estampándolo contra el espacio con violencia,
se le escapa de la mano
el artefacto de hacer alegrías.
Dos hombres caminan sin prisa por la calle
dicen que pueden ver la realidad
y es un mundo llenito de luces y música ligera,
grandes espacios
cosas que pasan frente a sus ojos
a velocidad cuántica
y eso dicen que es la realidad,
eso dicen.
Tres hombres borrachos salen a la calle
arriba está lleno de estrellas
como los ojos aguardentosos de truenos y angustias
que no se cuentan de tan fugaces y agujereados
y las estrellas los estrellan
contra cualquier madrugada derrotándolos.
Cuatro hombres como libros
puestos correctamente en un estante
van muriéndose de tapas cerradas
dramático vuelo humano
medianía de obsesiones
de un querer atrapar el viento.
Cinco hombres
seis
hasta diez
cien, mil, miles
dividiendo su vida a rayas
perfectas y malditas
de una hora
sesenta minutos
tres mil seiscientos segundos
y el corazón que duele tanto que no se puede,
la sangre con un signo de interrogación.
Hombres que caminan
hombres que vuelan
hombres encerrados en su letrina.
No sé si necesitaba decírtelo ahora
porque los he visto
tampoco sé si me vieron
como mi alma la pobre los ha visto.
Y el amor que anda por ahí
tan grande que hasta yo
me vuelvo innecesario
y estas palabras de mierda.
el tiempo pasa atravesando su cuerpo
estampándolo contra el espacio con violencia,
se le escapa de la mano
el artefacto de hacer alegrías.
Dos hombres caminan sin prisa por la calle
dicen que pueden ver la realidad
y es un mundo llenito de luces y música ligera,
grandes espacios
cosas que pasan frente a sus ojos
a velocidad cuántica
y eso dicen que es la realidad,
eso dicen.
Tres hombres borrachos salen a la calle
arriba está lleno de estrellas
como los ojos aguardentosos de truenos y angustias
que no se cuentan de tan fugaces y agujereados
y las estrellas los estrellan
contra cualquier madrugada derrotándolos.
Cuatro hombres como libros
puestos correctamente en un estante
van muriéndose de tapas cerradas
dramático vuelo humano
medianía de obsesiones
de un querer atrapar el viento.
Cinco hombres
seis
hasta diez
cien, mil, miles
dividiendo su vida a rayas
perfectas y malditas
de una hora
sesenta minutos
tres mil seiscientos segundos
y el corazón que duele tanto que no se puede,
la sangre con un signo de interrogación.
Hombres que caminan
hombres que vuelan
hombres encerrados en su letrina.
No sé si necesitaba decírtelo ahora
porque los he visto
tampoco sé si me vieron
como mi alma la pobre los ha visto.
Y el amor que anda por ahí
tan grande que hasta yo
me vuelvo innecesario
y estas palabras de mierda.
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