Estas
son las noticias:
el
del tercero no está preso, está enfermo en el hospital
el
carnicero está loco si piensa que he de pagar por eso
la
vecina de enfrente sale medio desnuda al balcón todos los días
y
todos los días está igual pero un poco más vieja,
el
conductor del bus ha perdido su reloj y viene cuando quiere
el
presidente está en algún lugar del mundo,
dice
que debe irse a solucionar temas de aquí mejor que aquí,
cosa
de no creer,
y
ése no saldrá de viaje porque hoy no tiene ni para comer,
llegará
a otro barrio a la sumo
o
hasta que la noche lo detenga.
El
policía es policía como ayer con las mismas mañas
y
mi esposa nunca dijo mierda aunque lo haya pensado,
quien
suscribe bebe algunas veces y no se babea
en
cambio en las embajadas las cosas cambian,
los
susodichos sí se babean hasta más no poder
pero
tienen permisos de sus respectivas reparticiones.
El
ministro de economía parece un mozo de café
pero
por lo que dice me temo que no:
yo
le pido un vaso con agua,
un
tentempié y la cuenta a ver si es cierto.
El
portero nos mira indiferente y mueve la cabeza . Es inteligente.
El
trasero de la informativista debe cotizarse bien en el mercado
viéndola
de cuerpo entero cuando sale detrás del decorado,
en
cambio el cura usa lentes:
no
será por lo claro que está lo que lee en su Biblia
sino
porque tiene dificultad extraordinaria en la vista
porque
parece que no cree sino en lo que ve.
El
obispo no da limosna,
las
recibe, las administra,
viene
de nosotros los fieles y se depositan
en
la gasolinera de la esquina entre otros lugares sabidos
menos
protocolares que el próximo barrio marginal.
Claro,
eso se hace en el secreto de la vida llamado discreción
de
cualquiera que tenga la suerte de administrar dineros ajenos
tanto
que ni los usuarios se enteran o a cuentagotas.
Ahí
tienes una definición de confianza pública o privada.
Y
es siempre el momento
cuando
el bolsillo y la carne es débil al sermón
para
con ese semejante vehículo por ejemplo
por
qué será que el rosario se bambolea, se bambolea
ese
que se le ve en la luneta delantera lindo, colgando,
que
nunca tiene un propietario particular
pero
es el mismo el que lo conduce
que
pasa y te saluda con cara de segura santidad
junto
al contenedor de la esquina y su respectivo hurgador,
no
para ni mira ni reza y calculo que poco le interesa,
adiós
paz y amor.
Mientras
tanto qué -digo yo-,
cómo
hago,
porque
trabajo como un anormal y nunca llegaré
a
esa cara de salud general interior y exterior
sobretodo
la última
y
la mayoría de ustedes quizás tampoco.
No
hablemos del tercio de la humanidad.
No
sé si eso es bueno o malo
eso
lo decides tú.
Miras
para todos lados y tienes cara de bobalicón
y
piensas que eres verdaderamente eso
porque
la cosa sigue que te sigue
todos
los días santos
(y
los pecadores).
Después,
claro, te esperan los ansiolíticos
y
más noticias mañana, pasado y traspasado
y
la cabeza que se te parte a pedazos.
El
que se quema con leche
mira
la vaca y llora.
Alguien
me pregunta qué hora es.
El
tiempo pasa.
Yo
digo que es hora de irme.
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