Pero lo cierto
es que siempre estoy al borde
del mismo poema
como un abismo,
que se propaga por todas
partes
cual si fuese un dirigible
que va a caer
y siempre me aplasta
barrido por el viento
como largos orgasmos
apalabrados
iluminando las consumaciones.
Pero la aureola que deja ¿comprendes?
¡ah, eso es grande!
no es de vino esa mancha, no.
Es como la luz, hermano, como la luz.
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