Recorro
mi cabeza llena de pasadizos y puertas
algunas
ventanas de diferentes tamaños
con
reflejos de colores que me figuran
sospecho
otros mundos con sus historias
-la
memoria es un misterio-
y
no termino de recordar
camino
por mi cabeza casi en penumbras
con
un cabo de vela encendida
que
cambia las sombras
cual
si fuesen extraños huéspedes
a
veces reflejos de luz sorprenden
los
ojos dilatados a la penumbras
otras
relampaguean y me enceguecen
es
cuando se pierde noción de espacio y tiempo
una
chispa de inmortalidad me quema el cuerpo
con
una milésima de eternidad
y
vuelvo súbito a la humilde llamita de vela
sin
ninguna palabra concebible
con
el cebo ya cayendo sobre mi mano
que
se mueve queriendo descubrir
descubrirme
no
hay lucidez suficiente
más
que esa noción de totalidad y finitud
el
silencio ensordecedor
de
no saber acaso porqué sigo ciertos caminos
doy
vueltas abro y cierro puertas
miro
los paisajes por esos huecos
con
vidrios o sin ellos
con
la escasa libertad que dispongo
no
me reconozco
ni
doy fe de ese que soy minado por las insuficiencias
y
he descubierto allá de las ilusiones
algunas
tumbas de esperanzas
que
perdieron sus batallas
con
los casquillos de las balas
gastadas
de poesía
y
palabras de mierda.
Ya
vendrá el sueño como cada día
eso
espero
sacerdote
que da su absolución
de
la que uno nunca está seguro
y
mira hacia arriba
irreverente
y hereje pecador por si llueve o caga una paloma.
El
escepticismo es una kalashnikov
siempre
pronta sobre el hombro
aunque
aún tengo fe suficiente.
El
sueño es una pascua milagrosa
si
acaso haya un mañana que agradecer
justo
antes de ir al baño a orinar
que
indica el comienzo de todo una vez más.
Hay
que agradecer un día más.
Entonces
la cara y el espejo.
Humano,
demasiado humano.
xxxxxxxxxx
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