Cuando
un hombre que está sentado se pone de pie
lo
miran los guardianes en nombre de Dios
lo
miran los ayudantes de los guardianes en nombre de Dios
lo
miran los que creen en los guardianes y los ayudantes
claro
está en nombre de Dios,
lo
miran según los libros en nombre de Dios
pero
no lo miran según la mirada de Dios
porque
ellos no son Dios aunque se lo crean.
Cuando
un hombre que está sentado se pone de pie
lo
miran los guardianes en nombre del estado
y
cada uno de los jefes de departamento del estado
y
cada uno de los burócratas del departamento del estado
y
cada uno de los tercerizados que trabajan
para
los burócratas del departamento del estado
lo
miran según la carta magna del estado
pero
no en nombre del uso de la equidad y la verdad
de
la carta magna del estado
porque
al fin y al cabo sólo son funcionarios del estado
y
no les pagan para saber sino para ejecutar eso
que
no saben bien que es eso: el estado.
Cuando
un hombre que está sentado se pone de pie
es
cosa seria
porque
para qué un hombre querría ponerse de pie
y
dejar la placidez por un cambio ríspido y absoluto
para
dirigirse hacia otra parte
y
cansarse sin ninguna necesidad así sin avisar
que
se vuelve al fin y al cabo al menos sospechoso
que
quiera desplazarse por su propia cuenta y riesgo,
cómo
es que quiere averiguar solito
lo
que ya todos sabemos porque nos lo dijeron
y
da un resultado bárbaro y seguro
sin
riesgos ni adrenalina inútil,
y
qué derecho hay de dudar
e
ir a ver si es o no cierto.
Porque
qué derecho al cabo tiene
de
ser tan irresponsable que no confía en lo que se le dice
y
tiene algo en la cabeza
cosa
extraña que lo vuelve al fin peligroso.
Cuando
un hombre que está sentado se pone de pie
porque
claro está y ya se sabe:
dos
se ponen de pie
tres
se ponen de pie
cuatro
se ponen de pie
y la
cuenta sigue de los ya listos
como
para un levántate y anda
y
el mundo se desbarata de a poquito
y
ya no hay nada seguro
ni
tu propia casa
ni
tu propio barrio
ni
tu propio país
ni
el cielo
ni
el infierno
y
todo se llena de preguntas
como
un enorme big bang de maravillas por descubrir
por
afuera y por adentro de tu simple y común pellejo
una
y otra vez sin que te digan de antemano una sola letra.
Es
justo cuando entro a pensar
que
hay algo sabio en alguna parte,
que
esto de vivir tiene cierto gustito que vale la pena.
Es
cuando un hombre que está sentado se pone de pie.
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